Lo primero que tenemos que decidir es el uso que la vamos a dar a la piscina; sí es para uso familiar, si es para uso deportivo o terapéutico o bien queremos que sirva para ambas cosas, en cuyo caso deberemos tener en cuenta las dimensiones.

• Si la piscina es para uso familiar, la tendencia actual es la de hacer de la piscina un lugar divertido donde, además de refrescarnos, podamos disfrutar del agua. Para conseguir estas sensaciones, podemos dotar a la piscina de elementos tales como, cascadas de cortina, cañones de hidromasaje, camas de burbujas y, si las dimensiones de la piscina lo permiten, instalar un tobogán o un trampolín.
• Si el uso que queremos darle a la piscina es un uso deportivo, entonces deberemos tener en cuenta las dimensiones, que deberán permitir la práctica de la natación y para esto, necesitaremos al menos una piscina de 15 metros de largo o, si no fuera posible, instalar un buen equipo de natación contracorriente.
  En la actualidad se están haciendo piscinas que cuentan con una zona de juegos y diversión, y un canal de natación de 2-3 metros de ancho y el largo que nos permita el espacio del que dispongamos.

¿Rectangular, ovalada, en forma de riñón, buscamos emplazarla en un sitio concreto y que sea totalmente irregular? Por regla general, las piscinas rectangulares aprovechan mejor el espacio y permiten la natación con mayor comodidad, mientras que las de formas irregulares, estéticamente son más bonitas, pero necesitan más espacio.
Las piscinas con formas irregulares, presentan más dificultades a la hora de cubrirlas, ya sea con una cubierta de policarbonato o simplemente con una cubierta de invierno o de verano.

Una parte muy importante a determinar es la profundidad, y para ello deberemos pensar que en las zonas donde nos cubre el agua, son zonas en las que no permanecemos, zonas de ida y vuelta; por tanto, donde más estamos es en zonas donde el agua nos llega por debajo de los hombros y nos deja los brazos libres.
También deberemos pensar en todos los miembros de la familia, por ejemplo, personas mayores o simplemente a las que no les gusta mucho nadar.
En definitiva, se trata de aprovechar lo más posible toda la superficie de la piscina y no encontrarnos con que cuando se juntan cinco a seis personas dentro del agua, la mitad de la superficie esta desaprovechada.
Una profundidad de referencia sería, para piscinas hasta 8 x 4 m., una profundidad de 1,50 m. máximo y para piscinas superiores, entonces podemos pensar en hacer dos profundidades diferenciadas.

Es aconsejable que la entrada y salida del agua sea cómoda y, para eso, la solución es que tenga una escalera lo más amplia posible, que permita entrar con comodidad a todos los miembros de la familia, sobre todo a los mayores. Las escaleras metálicas son muy incómodas y, prácticamente, ya solo se utilizan en las piscinas públicas.
Esta escalera, siempre que sea posible, es mejor que sea de las denominadas romanas, es decir, que no ocupen la zona de baño, para que se le pueda dar un desarrollo amplio que nos permita hacer unos peldaños anchos y con poca altura para que sea cómodos porque, además de para entrar y salir, la escalera se utiliza mucho para estar sentado, con medio cuerpo dentro del agua. Para las personas con movilidad reducida, existen pasamanos y barandillas de diferentes modelos.